Se trata de Pedro Iucciolino que acaba de participar en una regata Master en doble par en New Jersey - USA, obteniendo el primer puesto, junto a un remero brasileño.
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Mi vínculo de casi seis décadas con Pedro, me ha permitido observar de primera mano cómo el remo se convirtió en el catalizador de un cambio fundamental en su existencia. Este deporte no solo le proporcionó una estructura y un propósito, sino que también agudizó su capacidad para discernir y aprovechar las coyunturas decisivas que la vida le presentó.
De la Élite Argentina al Escenario Olímpico.
La incursión de Pedro en el remo, comenzó a finales de los años 60 y principios de los 70, forjando su carrera en clubes de renombre como Club de Regatas América, Club Canottieri Italiani, Club San Fernando y finalmente, el Club de Regatas La Marina. En ésta etapa, Pedro integró un cuatro con timonel que se distinguió por su feroz rivalidad con la tripulación del Club de Regatas Rosario.
Estos enfrentamientos eran eventos de gran expectativa en el ámbito del remo nacional, comparables a los clásicos más apasionantes del fútbol argentino, dada la indiscutible calidad de ambas tripulaciones y sus entrenadores. El equipo del Club de Regatas Rosario estaba compuesto por Alfredo Martín, Oscar Villarruel, Juan Carlos Gómez, Hugo Aberastegui y Raúl Maserati como timonel. Por su parte, la tripulación del Club de Regatas La Marina, contaba con Oscar de Andrés, Diego Nedelcu, Pedro Iucciolino, Diego Gabba y Aldo Pravia al timón. Al frente de estas potencias, se encontraban dos figuras emblemáticas del entrenamiento: Héctor Moni en Tigre y Mario Robert en Rosario.
El culmen de ésta etapa competitiva se materializó en 1972, cuando Pedro, junto a varios de sus compañeros de ambas embarcaciones y de otras de la Selección Nacional, representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Múnich.
Una Oportunidad Global y una Vida en Constante Movimiento
Tras la culminación de los Juegos Olímpicos de Múnich, Pedro tomó una decisión trascendental que definiría su futuro. A diferencia de la mayoría de sus compañeros que regresaron a Argentina, Pedro permaneció en Alemania durante cuatro años, donde trabajó como mozo. Éste período no solo fue una experiencia vital, sino el punto de inflexión que lo impulsaría hacia nuevos horizontes.
Posteriormente, Pedro emigró a Estados Unidos, donde desarrolló una iniciativa empresarial de gran éxito, consolidándose finalmente en Nueva York.
A pesar de sus logros profesionales, su compromiso con el remo competitivo nunca decayó. Hasta el día de hoy, es habitual verlo competir en regatas internacionales que abarcan continentes, desde Polonia y España hasta Alemania, Francia, Argentina y por supuesto, Estados Unidos. Esta actividad global es tal que, en nuestras comunicaciones telefónicas, se ha vuelto una constante pregunta de mi parte: "¿En qué hemisferio o continente te encuentras hoy?".
La Sabiduría de Aprovechar las Oportunidades.
La notable trayectoria de Pedro Iucciolino, es un recordatorio contundente de que la vida, en ocasiones, nos presenta oportunidades transformadoras —como su participación olímpica, que se convirtió en el preámbulo de una nueva vida—. Su historia resalta la importancia de la perspicacia para identificar estas coyunturas y la audacia para capitalizarlas. Pedro no solo "vio" la oportunidad, sino que la abrazó, construyendo una vida de propósito y logro, tanto en el ámbito personal como deportivo. Su legado es una inspiración que demuestra que la edad es meramente un número cuando se mantiene un espíritu indomable y una visión clara.